Que el tiempo vale oro, es algo que los creadores del pensamiento popular nos impusieron como verdad y en lo que todos coincidimos. Pero esta afirmación está verdaderamente muy acotada. El tiempo vale mucho más que eso. Todo millonario de estos tiempos, en su momento de agonía, cambiaría toda su fortuna por un día más de vida, pero ni siquiera ellos pueden comprar un segundo.
No seré yo quien diga que la vida se mide según el tiempo que esta duró. De hecho, estoy seguro de que la calidad y el disfrute depende de la cantidad de vivencias que ésta nos deje, de experiencias, de anécdotas, de victorias y de derrotas, de ilusiones y desilusiones. Pero el tiempo es componente de todas ellas. El tiempo vacío no sirve de nada. Lo que realmente importa son las cosas que con él se pueden hacer. Es condición necesaria para todo, pero suficiente para nada.
En los tiempos que corren nos dimos cuenta de eso, y hay una locura colectiva por su aprovechamiento. Detengámonos un minuto a pensar en todas las cosas que nos hacen ahorrar tiempo con respecto a hace un par de décadas atrás. Tenemos, por ejemplo, lavarropas automáticos. Antes las señoras pasaban horas y horas enjuagando la ropa, ahora simplemente se pone la ropa, se aprieta un botón y listo. El lavarropas, el lavavajillas, la cafetera, el delivery, todo está destinado a hacernos ahorrar tiempo. Últimamente salieron al mercado unas hamburguesas que basta con ponerlas 2 minutos al microondas y están listas para comerse. Los locales de comida más globalizados y con más concurrencia de personas son los conocidos como lugares de “comida rápida”. Cuando vas a comprar una computadora lo primero que te dicen es la velocidad de su disco duro. Autos, motos, trenes, y hasta incluso ascensores y escaleras mecánicas están destinados a andar cada día más rápido.
Las personas no nos podemos aislar del mundo, y vivimos así, cada día más apurados, el ritmo con el que se camina en la calle es una fiel prueba de esto. Es una rueda, de la cual una vez que entras no podés salir. Cuando te querés dar cuenta ya estás adentro, y estás apurado, llegando tarde, y dejando cosas pendientes.
Miren que paradoja, en un mundo donde todo está destinado a hacernos ahorrar tiempo estamos cada vez más apurados y el tiempo a nadie le alcanza para nada. ¿Qué estamos haciendo con todo ese tiempo? ¿Para qué ahorramos el tiempo? No será que cada vez hacemos mas cosas y de ninguna disfrutamos. Las cosas que no son disfrutadas, no valen la pena de ser vividas. Y si con esta nueva forma de vida, en la cual nos vemos obligados a hacer miles de cosas a la vez, nos hace no poder disfrutar de las cosas, debemos replantearnos las cosas.
No seré yo quien diga que la vida se mide según el tiempo que esta duró. De hecho, estoy seguro de que la calidad y el disfrute depende de la cantidad de vivencias que ésta nos deje, de experiencias, de anécdotas, de victorias y de derrotas, de ilusiones y desilusiones. Pero el tiempo es componente de todas ellas. El tiempo vacío no sirve de nada. Lo que realmente importa son las cosas que con él se pueden hacer. Es condición necesaria para todo, pero suficiente para nada.
En los tiempos que corren nos dimos cuenta de eso, y hay una locura colectiva por su aprovechamiento. Detengámonos un minuto a pensar en todas las cosas que nos hacen ahorrar tiempo con respecto a hace un par de décadas atrás. Tenemos, por ejemplo, lavarropas automáticos. Antes las señoras pasaban horas y horas enjuagando la ropa, ahora simplemente se pone la ropa, se aprieta un botón y listo. El lavarropas, el lavavajillas, la cafetera, el delivery, todo está destinado a hacernos ahorrar tiempo. Últimamente salieron al mercado unas hamburguesas que basta con ponerlas 2 minutos al microondas y están listas para comerse. Los locales de comida más globalizados y con más concurrencia de personas son los conocidos como lugares de “comida rápida”. Cuando vas a comprar una computadora lo primero que te dicen es la velocidad de su disco duro. Autos, motos, trenes, y hasta incluso ascensores y escaleras mecánicas están destinados a andar cada día más rápido.
Las personas no nos podemos aislar del mundo, y vivimos así, cada día más apurados, el ritmo con el que se camina en la calle es una fiel prueba de esto. Es una rueda, de la cual una vez que entras no podés salir. Cuando te querés dar cuenta ya estás adentro, y estás apurado, llegando tarde, y dejando cosas pendientes.
Miren que paradoja, en un mundo donde todo está destinado a hacernos ahorrar tiempo estamos cada vez más apurados y el tiempo a nadie le alcanza para nada. ¿Qué estamos haciendo con todo ese tiempo? ¿Para qué ahorramos el tiempo? No será que cada vez hacemos mas cosas y de ninguna disfrutamos. Las cosas que no son disfrutadas, no valen la pena de ser vividas. Y si con esta nueva forma de vida, en la cual nos vemos obligados a hacer miles de cosas a la vez, nos hace no poder disfrutar de las cosas, debemos replantearnos las cosas.
5 comentarios:
nico, se sabe que no lei todo esto pq son las 4 am y recien me tomé muchas cervezas...
PERO.. como estasssssssssssssssssssssssssssssssssssssss???? con muchas eses.. tanto tiempO!!
un beso
Hola Nico! Muchas gracias,,estamos en contacto entonces.
Un saludo!
Supongo que el tiempo que ahorramos con todas esas maquinarias que vos nombras, lo utilizimos para ganar el dinero que necesitamos para poder comprar todas esas cosas que hacen que tengamos "mas" tiempo libre.:S
Besos
Mmm.. siempre me molestó también esa cosa de sacralización que se hace con las personas que estiran la pata, pero^me divertía escuchar a Peña. Lo vi en el teatro, y el tipo es un maestro, la manera en cómo va mutando es increíble.
Con respecto al tiempo, creo que Bren tiene razón en parte, la idea es poder salirse de eso.
De todas maneras, creo que lo fundamental es ahorrarlo para poder hacerse un escapecito de campamento c ualquier fin de semana. Definitivamnete, para eso ahorro mi tiempo.
Beso va!
a veces no nos damos cuenta en qué se nos va el tienmpo... tiempo ¿donde estás?.. como el juego del lobo...jeje.. sólo es cosa de aprovechar mejor en las cosas que hacemos, hacer las cosas que nos placen...
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